Más vale que os dejéis las uñas largas para leer este libro porque las vais a necesitar... Es de esos libros de terror que quieres cerrar porque no soportas la tensión y a la vez quieres devorarlo. El ritmo del libro es bueno: introducción, nudo y desenlace. Aunque parezca lento, no lo es, porque siempre es continúo, lo cual invita al lector a fluir con la historia adentrándose cada vez más en el misterio que encierra la casa de las cruces...
La historia es narrada por Robert, un chico normal, pero con reflexiones muy acertadas sobre la vida. Me ha parecido original y muy buena, la manera en que el protagonista contaba la historia porque introducía pequeñas reflexiones que hacía el propio personaje sobre sí mismo, lo cual rompía con la monotonía de una narración en primera persona. Evoluciona y analiza la situación con coherencia dadas las circunstancias.
Me encantaría hablaros del terror que hay en la casa de las cruces pero es una sorpresa que espero descubráis vosotros también. Si lo que queréis es leer un libro de terror bien escrito, este es el libro que estáis buscando.
"Nos agarramos a las cosas como si fueran a durar toda la vida, como si nuestro cerebro no pudiera aferrarse a la idea de que algún día dará igual que hayamos cambiado los muebles, que nos hayamos gastado una fortuna en el último modelo de televisor o que hayamos comprado ese descapotable tan especial. Pues qué es un cementerio de coches mas que un cementerio de sueños muertos, o lo que es peor... olvidados. Simplemente, mamá se limitó a enseñarme que cuanto antes aceptemos que nada es para siempre, mejor aceptaremos el porvenir y sobre todo a nosotros mismos."
La casa de las cruces
David Halegua
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