Es ya un tema tratado en más de una ocasión, el llamado "miedo a la página en blanco", cuando un escritor se siente bloqueado para escribir. Dicen que sufre un bloqueo creativo, amedrentado por la planificación que supone una obra, el trabajo que representa y cumplir con las expectativas.
Personalmente, nunca he sufrido este miedo y no creo que lo vaya a sufrir nunca. No porque no tenga miedos, que los tengo como cualquier otro autor cuando su obra va a estar expuesta a la crítica, sino porque cuando yo me siento frente a la hoja en blanco, no pienso en escribir un libro, solo pienso en escribir.
En más de una ocasión me han contactado personas que tienen la intención de escribir un libro y que se han sentido bloqueadas. Me han consultado si yo había pasado por lo mismo y qué podía aconsejarles. Es por ellos que estoy escribiendo esta entrada, para poder ofrecerles mi humilde experiencia, que no es ni mejor ni peor que cualquier otra. Es sencillamente mi experiencia y lo que a mí me ha servido.
El proceso de escribir yo lo veo de la siguiente manera: sentarse delante de un teclado y escribir un libro de 500 páginas es imposible. Es así. Y lo digo yo que Gálora Ojos de fuego, mi primer libro, tiene 574 páginas. No se puede escribir en una tarde Cien años de soledad. Un escritor se sienta delante de un teclado (cuaderno para quienes lo prefieran) y escribe primero una frase, luego un párrafo, un capítulo y cuando se quiere dar cuenta, descubre que ha escrito un libro. ¿Percibís la diferencia?
Cuando yo escribo no me siento abrumada por el grosor del libro. No me preocupo por el resultado en este punto, solo importa la escena en la que estoy sumergida, la disfruto y la vivo como si jamás hubiese escrito otra cosa. Me olvido de todo lo demás. Solo cuando he terminado de escribir me paro a pensar dónde cuadrará ese texto dentro de la obra, pero ese es otro proceso dentro de la escritura.
Me han contactado autores que me han expresado tener pánico a si estará bien o mal escrito lo que escriben cuando están empezando la novela y que este es el motivo de su bloqueo. Como si cada palabra que escribieran no pudiera reescribirse o borrarse. Os voy a decir algo: un libro tampoco se escribe, se trabaja.
Una vez has terminado la historia de principio a fin, lo único que tienes es un borrador, pero aún está lejos de ser el libro final. Tendrás que leerlo, reescribir escenas, percibir la coherencia estructural de la obra en su conjunto, incluir descripciones (siempre faltan), analizar a los personajes, revisar que no falten escenas, etc. Y todo esto, sin mencionar la corrección ortotipográfica y de estilo (algo de lo que carecen muchos autores). Después, lo vuelves a corregir con las correcciones. Y volverás a hacer correcciones, y eliminarás escenas de más e incluirás escenas que faltaban. Volverás a corregirlo y cuando vayas por la cuarta lectura y compares el texto inicial que concluiste con el resultado que tienes en tus manos, en ese momento te darás cuenta de que lo que terminaste era el esqueleto del libro y que solo después de trabajarlo es cuando has terminado de escribir el libro.
Muchos libros pecan de no pasar por este proceso, que para mí, es igual de importante que el hecho de ponerme delante del teclado y escribir una historia. Un esqueleto está desnudo sin lo que le envuelve. Un manuscrito sin su trabajo, es un borrador pobre e inconcluso, que deja tan solo una obra en la que el lector tendrá la sensación de que el autor tenía prisa por terminarla.
Como os comentaba, mi opinión no es ni mejor ni peor que la de otro cualquiera. Aquí nadie es más grande ni más pequeño porque haya escrito más o menos libros, ni porque haya autopublicado o publicado con editorial. Pero ya hablaré de esto en otra entrada. Tan solo quería daros mi opinión al respecto de un hecho por el que me doy cuenta que todos los que comenzamos a escribir vivimos, y no es otro que el miedo y la inseguridad de exponer a quienes nos rodean algo de nosotros mismos. Porque es un hecho: escribir, es dejar una parte de tu alma abierta al mundo. ¿Cómo no vamos a tener miedo? Pero hay que ser valiente.
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